Una experiencia “con lágrimas en los ojos” con la fondue picante de Sichuán

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Una experiencia “con lágrimas en los ojos” con la fondue picante de Sichuán

01 Enero, 1970

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Una experiencia “con lágrimas en los ojos” con la fondue picante de Sichuán

Aunque cada bocado hace que los comensales vietnamitas lagrimeen, la fondue de Sichuán (hot pot) siempre vale la pena, sobre todo cuando se disfruta en el lugar donde nació.

La lectora Trịnh Hằng (Hanói) visitó Sichuán, China, a finales de febrero y compartió su experiencia con esta famosa especialidad, un emblema de la gastronomía sichuanesa.

La fondue de Sichuán —un plato icónico que se puede encontrar en toda China, desde restaurantes sencillos hasta locales de lujo— es reconocida por su sabor intenso y característico.

El elegante diseño interior del restaurante al que fuimos invitados hacía pensar que los precios serían altos. Sin embargo, el costo por persona era de solo unos 250.000 – 300.000 VND (aproximadamente 9–11 euros). Una comida típica incluye una gran variedad de platos principales —tanta comida que “sales rodando”— y postres gratuitos sin límite.

Los ingredientes para sumergir en la fondue son muy variados: carne de res, cerdo, pollo, albóndigas, vísceras, sesos y sangre cocida. Las verduras y acompañamientos también son abundantes; entre ellos destaca el loto, un ingrediente esencial en la cocina china.

A los habitantes de Sichuán les encantan los hongos, un alimento nutritivo y económico. En estos restaurantes se pueden probar decenas de tipos: enoki, pollo, shiitake frescos, de paja, oreja de madera, entre otros. También se ofrecen diversas verduras como col china, lechuga, patatas y tofu.

Después de elegir los ingredientes principales, toca escoger el caldo. Si no toleras el picante, el restaurante ofrece una versión suave. La mayoría de los turistas optan por la olla “dos en uno”, dividida en una parte picante y otra no picante.
Para los que no comen picante, el color rojo intenso del caldo puede parecer “ardiente con solo mirarlo”. Pero en realidad, el picante de la fondue de Sichuán es bastante equilibrado: solo hace lagrimear por un momento, luego llega un sabor dulce y profundo que no adormece el paladar por mucho tiempo. Basta un sorbo de té para que el ardor desaparezca.

Además, el caldo está aromatizado con hierbas medicinales, lo que le da un perfume especial y distintivo. Es recomendable probar ambos tipos de caldo para sentir la “explosión” de sabores y entender por qué esta fondue es tan famosa: la experiencia realmente vale la pena.

Tras elegir el caldo, cada comensal prepara su propia salsa para mojar. En los restaurantes de Sichuán hay estaciones de condimentos con decenas de opciones, desde salsas a base de ajo, maní o aceite de sésamo, hasta hierbas y especias locales. Cada mezcla personal aporta un toque único a la comida.

No solo la barra de condimentos está cuidadosamente organizada, sino que los platos también se presentan de forma artística y atractiva. La fondue de Sichuán estimula todos los sentidos: gusto, olfato y vista. Las carnes se colocan en bandejas de hielo para conservar su frescura; las vísceras, muy apreciadas por los locales, se preparan cuidadosamente para que los clientes solo tengan que sumergirlas unos minutos antes de comer.

Los restaurantes suelen ofrecer diferentes tipos de alcohol y bebidas sin alcohol, además de teteras de frutas. Durante la comida, se puede servir libremente aperitivos y postres como galletas, snacks, frutas frescas o postres dulces tradicionales.

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